[Reseña anime] -Usagi drop-

-USAGI DROP-

-Episodios: 11

-Año: 2011

-Resumen personal-

Daikichi, es un soltero de 30 años, adicto al trabajo. Al ir a visitar a su familia, tras la trágica muerte de su abuelo, descubre que éste último tiene una hija ilegítima de 6 años, llamada Rin.

Al morir su padre y haber sido abandonada por su madre, Rin está completamente sola y la familia no quiere hacerse cargo de ella. A pesar de no tener culpa de nada, les importan demasiado las apariencias y el qué dirán y la consideran una deshonra para la familia.

No solo no la aceptan, sino que la ignoran y actúan como si no existiera. Cuando están deliberando sobre el futuro de Rin, Daikichi sale en su defensa y sorprende a todos cuando decide hacerse cargo de ella.

-Opinión personal (sin spoilers)-

Daikichi es un hombre que no tiene una meta en la vida. Vive por y para su trabajo (al que le dedica incluso más horas de las requeridas). A pesar de ser inexperto en la materia, decide hacerse cargo de Rin, sin importarle las apariencias y lo que el resto de la sociedad pueda opinar al respecto. Es a partir de ese momento, que su vida dará un giro de 180º.

Acostumbrado a llevar un estilo de vida tranquilo y sin muchas dificultades, tendrá que hacer pequeños sacrificios, tanto en su vida privada como profesional, si quiere poder ofrecerle una buena vida a Rin. Hacerse cargo de ella, le supondrá cambiar su vida al 100%.

Siempre ha vivido y trabajado para su propio beneficio y ahora, ese sacrificio tendrá que multiplicarse, ya que tiene que mirar por el bien de ambos.

Rin es una niña, que a pesar de haber sido muy querida por su padre, al fallecer éste y ser abandonada por su madre, se ve inmersa en la más profunda tristeza. La primera impresión que puede dar, es la de ser una niña introvertida, pero la realidad es muy distinta.

Lo que sucede es que se siente cohibida por la familia, lo que provoca que no se comunique con ellos y que, incluso, llegue a ser algo desconfiada. Una vez que empieza a convivir con Daikichi, todas estas dudas e inseguridades desaparecen. Es a partir de ese momento, que sale a la luz su verdadera personalidad: la personalidad de una niña risueña, madura, responsable, dulce y sin pelos en la lengua.

Viendo esta serie pensé…¿Realmente, quién cuida de quién?

La vida de ambos ha dado un giro radical. Desde el primer momento, sienten esa conexión. Ambos dejan de estar solos y saben que cuentan con el apoyo del otro. Él, le ha ofrecido la posibilidad de “volver a empezar” de nuevo y tener una familia.

Pero… ¿Qué hubiera sido de él si ella no hubiera aparecido en su vida? Puede parecer que ella sea la que necesite más atención, pero realmente, Daikichi también necesita que le cuiden y al ser una niña tan madura, cumple con dicha tarea a la perfección. Él no solía preocuparse por nada más que no fuera el trabajo y ella le hace cambiar su manera de ver las cosas. Le hace madurar a pasos agigantados y hace que se dé cuenta de lo que realmente es importante en la vida.

La serie nos narra el día a día y la convivencia de esta atípica pareja y cómo poco a poco, va evolucionando su relación. Todo lo que les acontece, son situaciones cotidianas, que pueden suceder en la vida de cualquier persona. Es por estar reflejadas de manera tan realista y creíble, que se llega a empatizar, tanto con ellos, como con dichas situaciones.

Poco a poco, se irán incorporando a la historia, personajes secundarios, de lo más variopintos, que se harán imprescindibles en sus vidas. Con ellos aprenderán la importancia de la familia y mejorarán su relación gracias a su apoyo y consejos.

Exceptuando los primeros capítulos, he echado en falta algo más de dramatismo, en vez de que todo fuera tan idílico. No es un punto negativo hacia la serie, ya que me ha gustado tal y como se ha ido desarrollando, pero eso no quita el hecho de que me haya faltado alguna escena algo más “caótica” y trágica.

¿Qué más puedo decir? Nos encontramos ante una serie realista, con la que cualquiera se puede sentir identificado. Una historia sencilla y dulce, que te hará aflorar infinidad de sensaciones. No la puedes dejar escapar.